martes, 20 de abril de 2010

LA TIRANIA DEL ARZOBISPO, Javier Martinez

Que la Real Federación de Hermandades y Cofradías vive de espaldas al mundo cofrade granadino y que se muestra incapaz de resolver sus necesidades y lo que es peor, las de sus asociadas, es algo que se evidencia con tan solo repasar su quehacer. La designación por parte del Arzobispo del nuevo Presidente, a dedo, despreciando la normativa que lo rige y mas aún a todos los cofrades granadinos, pone al órgano aglutinador de nuestras hermandades y al designado, al margen de la representación legal y moral que supone su posición.
La rechazable determinación se ha producido, mediante decreto arzobispal, en una asamblea del Consejo Pastoral Diocesano, a la que estaban citados los hermanos mayores de las hermandades de penitencia y gloria, este martes 20.
Es evidente que este es el peor camino para el desarrollo de la actividad a la que se debe.Tanto mas, si como es el caso, no existe nada que pueda sustentar, ni de lejos, una decisión sin sentido, impropia de una iglesia actual y denunciable. Que de esta forma nadie, salvo los advenedizos de turno, pueden sentirse representados, ni comprometidos con las iniciativas que se tomen. Que la, ya de por sí muy resentida identificación de hermandades y cofrades con el órgano federativo, se rompe irremediablemente. Y que tan soberbio atropello y extralimitación pone a la Federación al margen de su cometido y al autor de esta tropelia frente a su grei, a la que debe guiar espiritualmente pero nunca maltratar en sus órganos de gestión.
Solo un milagro podría devolvernos a la legalidad democrática, respaldada y refrendada por nuestra superioridad eclesiástica, y que desquiciadamente ha pisoteado el prelado granadino. Esto o que la sensatez, cordura y dignidad de D. Antonio Martín, el designado, se niegue a ocupar, de esta forma tiránica, un cargo que por representar a todos, no puede por mas que ocuparse con el respaldo democrático de la asamblea que pretende dirigir. Salvo que esta sea capaz de defender su irrenunciable derecho y obligación de elección de su representante.
Exigimos la vuelta a la legalidad y al proceso electoral convocado para la elección del presidente de la Real Federación de Hermandades, a la que no queremos tener por ajena y despótica.

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