sábado, 16 de marzo de 2013

DIEGO de SILOE, 450 aniversario de su muerte (IV)

Próxima la Semana Santa, abrimos un paréntesis en el orden histórico de la creación de Diego de Siloe, para abordar su producción imaginera relacionada directamente con nuestras hermandades de penitencia.
A la firma del iniciador de la Escuela Granadina de Escultura, corresponden dos de los titulares procesionados; el que aún lo es de la hermandad albaycinera de la Aurora, el Señor del Perdón, al que dedicaremos la próxima entrega, y el crucificado que la hermandad de los Ferroviarios tuvo como titular cristífero, en sus comienzos y que pertenece al convento de la Encarnación.
Se trata de una obra de imponente presencia que, como corresponde a la impronta siloesca, tiene cabeza grande, huesuda, con la boca entreabierta en rictus desesperado. Exaltadamente dramático, con gran conjunción de los caracteres plásticos y devocionales y de tamaño algo superior al académico. Son muy apreciables en su talla  rasgos tardogóticos que le infunden notable personalidad.
Este extraordinario crucificado lo procesionó la cofradía de San Juan de Letran entre los años 1954 a 1971.

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